“VIERNES DE DOLORES”
Hoy, la familia AMIGONIANA junto a la Real Cofradía y Hermandad de nazarenos de Ntro. Padre Jesús de la Misericordia, Jesús del Gran Poder y Ntra. Sra. del Dolor nos reunimos para honrar a nuestra patrona, nuestra Madre de LOS DOLORES, la de las siete espadas. Espadas que penetrando en su corazón de Madre le harán sufrir, simbolizando el camino doloroso de su existencia.
SUS DOLORES, SUS SIETE DOLORES
Son siete lecciones de AMOR:
- De cómo queriendo a su Hijo, también tiene en cuenta a los “otros”
- De cómo hay que afrontar con valentía las dificultades
- De cómo los padres deben buscar con afán a ese hijo perdido
- De cómo hacerse el encontradizo con el que sufre
- De cómo hay que salir de una vida “líquida” y mantenerse “de pie” junto al abandonado y desamparado.
- De cómo hay que “acoger” con ternura a todos
- Y lo más importante, de cómo no hay que perder nunca la fe y esperar contra toda esperanza.
“Yo alabo al eterno Padre, no porque las hizo bellas, sino porque a todas ellas les dio un corazón de madre” José HERNANDEZ
SER MADRE ES LO MÁS HERMOSO.
Alguien escribió: “El mundo no tiene flor más bella en tierra alguna como una madre con un niño en su regazo”
- Ser madre es darse el gustazo de recibir el primer beso con babas, correr junto al hijo hasta quedar exhausta, comer tanto puré como nunca lo había hecho en su vida.
- Ella siempre está a nuestro lado, de forma incondicional. Si la rechazamos , ella nos perdona; si nos equivocamos, ella nos acoge; si nos alejamos y la ofendemos, ella lo sufre calladamente; si los demás nos abandonan, ella nos abre sus brazos.
- Frente a nuestra incomprensión, nuestros desapegos, egoísmos e ingratitudes, una madre guarda siempre un sufrido silencio. Silencio hondo, lleno de dolor, que si un día llegara a escucharse, atronaría el universo, porque para cada Madre solo hay un niño en el mundo que atesora todas las virtudes, su niño, su hijo.
MUCHAS MADRES SUFREN MARTIRIO
Sí, ellas, que han sido “semillas de vida”, que han sembrado de esperanza este mundo, sufren martirio, tienen el DOLOR como María. Y es que en el mundo hay hijos que viven y mueren para “dar vida” y otros, viven y mueren para matar, matarse y llenar de dolor y muerte el corazón de quienes más les aman.
No hagamos sufrir a nuestras madres. Sepamos ser en todo momento agradecidos con ellas. Sintiéndonos orgullosos de todo lo que ellas nos han entregado, nos han enseñado.
Sigamos descubriendo hoy, en la presencia frágil y tierna de María, su gran fortaleza. Actuemos como Ella: siempre esperando, siempre haciendo presencia, siempre sin desfallecer, siempre fuertes, al pie de la Cruz, que en la vida, a cada uno, nos toque vivir.
CONFINADOS Y CONFIADOS
Así estamos celebrando este año 2020 el Septenario y fiesta en honor a Ntra. Madre. Circunstancias muy especiales, que nos han unido a tantos y tantos enfermos de esta pandemia, y a aquellos que han perdido a sus seres queridos sin el consuelo de estar físicamente cerca. También hemos sentido el rostro amable y valentía de aquellos que están en primera línea y hemos vivido esa riqueza de iniciativas solidarias que sacan lo mejor del ser humano en estos momentos.
Nos decía el Papa Francisco en su meditación del viernes pasado:
“Nos llamas a tomar este tiempo de prueba como un momento de ELECCIÓN. No es momento de tu juicio, sino de nuestro juicio: es tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa; para separar lo que es necesario, de lo que no lo es. Es el tiempo de restablecer el rumbo de la vida hacia Ti, Señor, y hacia los demás”
MARIA, MADRE DEL DOLOR, RUEGA POR NOSOTROS |