Pentecostés no es evidentemente una fiesta mariana. Pero desde el día de la Ascensión, los apóstoles están en retiro, en el Cenáculo, a la espera del Espíritu Santo. Y María estaba con ellos. Contrariamente a las representaciones habituales de Pentecostés, María no está en el centro. María, la Madre de Dios, está presente en Pentecostés porque se trata de un nacimiento, el nacimiento de la Iglesia, “pueblo de Dios”. Dado que María, ese día, no está en primera fila, Pentecostés es quizá una de las fiestas más auténticamente marianas. Pues todas las fiestas cristianas son, sobre todo, fiestas del Señor. Como el Espíritu Santo, del que Ella es la obra maestra, María nos conduce a Jesús. |