| Cuando el año  comienza a dar forma a sus últimos meses, Noviembre, vuelve a vestir a Nuestra  Señora del Dolor de luto, en recuerdo de nuestros hermanos difuntos.  El recuerdo de  aquellos que un día marcharon, nos hace ver en María,  recogida en su dolor, que Ella es Madre de  Todos.  Su rostro  bañado en lágrimas, es aquel mismo reflejo que hemos sufrido cuando la muerte  se ha hecho presente en aquellos que hemos querido.  La Virgen se  identifica una vez más con nosotros, nos acompaña al pie de nuestra Cruz.   Que el  recogimiento de estos días, nos haga acrecentar nuestra fe y nos enseñe a ver,  que tras la muerte, siempre está la vida, esa vida que nunca acaba.  A la presencia  maternal de la Virgen, confiamos a los devotos y cofrades difuntos de Nuestra  Señora del Dolor. |