Misericordia es tu nombre,
misericordia te piden los hombres,
misericordia nos das
volviendo tu vista atrás.
El dolor y la tristeza
que en tu rostro se reflejan,
cambia en amor y esperanza
el alma de los que a ti se acercan.
Misericordia es tu nombre.
¿Cómo mirar tus ojos
sin quedar en ellos prendada
viendo tanta piedad
en la dulzura de tu mirada?
Sobre tu cobriza piel
resalta el color carmesí,
de la sangre derramada
por “aquellos”... y por mí.
Misericordia te piden los hombres.
Hoy quiero seguirte, Cristo,
quiero que seas mi dueño,
contigo de la mano
mis miedos se hacen pequeños.
Que mis lágrimas enjuguen tu frente,
que mis labios cubran tus heridas.
Enséñame a quererte
más que a mi propia vida.
Misericordia nos das
volviendo tu vista atrás.