La devoción hacía la Inmaculada en Hellín surge en el siglo XVIII gracias a la acción de los Padres Franciscanos. Éstos adquirieron para su Convento de Hellín una imagen de la Inmaculada obra del célebre imaginero murciano Salzillo y también dirigieron espiritualmente una Cofradía bajo la titularidad de la Inmaculada.
La imagen de la Inmaculada, considerada como una de las obras más conseguidas de Salzillo, fue destruida durante la Guerra Civil española. Por ello, en el año 1941 es adquirida una nueva imagen, siguiendo las líneas de la anterior, y esta vez siendro realizada por el escultor José Fernández-Andes.
El año 1954 fue declarado Año Santo Mariano con motivo del centenario de la proclamación del Dogma de la Inmaculada y por ello los Franciscanos de Hellín y la Cofradía de la Inmaculada celebraron el 28 de noviembre de aquel año una ceremonia especial en la que le fue impuesta a la Virgen su corona.
La imagen de la Inmaculada o de la “Invicta”, como es conocida popularmente en Hellín, recibe culto en el camarín del Convento Franciscano, siendo en esta Iglesia donde tradicionalmente tienen lugar los actos que se celebran en su honor con motivo de su festividad en el mes de diciembre: su novena, su vigilia el día 7 con participación de los grupos de jóvenes, y la solemnidad de su fiesta el día 8 (*).
"Eres toda belleza, María.
En Ti no hay mancha de pecado.
Eres toda belleza, María.
En Ti se hizo carne la Palabra de Dios.
Eres toda belleza, María.
En Ti vemos la alegría completa de la vida dichosa con Dios."
* En la actualidad y debido al cierre temporal de la Iglesia de los Franciscanos por obras, la imagen de la Virgen reside en el Convento de las Clarisas de Helllín, donde se realizan sus cultos. |