Cuello del Cuerpo Místico y vientre que lo engendró,
así eres tú, María, espejo de Amor de Dios.
María la de Caná, María la del dolor,
María, sumisa siempre, que por amor concibió.
María la inadvertida, la madre del Salvador,
María la de la espera, María, sierva de Dios.
A ese mundo que padece de parto un gran dolor,
hazle vivir la esperanza que tu vida engrandeció.
Si esperamos no hay angustia, si esperamos sí hay amor.
Con la espera no hay tinieblas, sólo luz de pleno sol.
Que la esperanza nos llene al joven en su ilusión,
al hombre en un mundo nuevo, y al viejo pues ya es de Dios.
Al niño, que no la pierda ¡Niños, esperanza son!
Que recen a Dios porque nazcan de vientres llenos de amor.
Saca de mí la injusticia y mi egoísmo mayor,
para que llegue ese día que el mundo sea sólo amor.
MARÍA DE LA ESPERA. Brotes de Olivo |